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Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (o TCA, como se les conoce), son todos aquellos relacionados con la ingesta de comida o la obsesión por el control de peso. Comer demasiado o demasiado poco, evitar algún tipo de alimentos, realizar ayunos salvajes… Seguramente todos hemos experimentado un episodio de este tipo alguna vez. El problema es cuando se convierten en práctica habitual y la persona deja de poder controlarlos, es entonces cuando pueden desencadenar, además, enfermedades físicas importantes, como desnutrición, y llevar la salud mental hasta el extremo del suicidio en los casos más graves. 

La anorexia y la bulimia son los desórdenes de este tipo más conocidos, pero hay otros como la ortorexia o los trastornos por atracón o por pica (comer compulsivamente algo que no es en sí un alimento, como la cal de la pared), que también pueden llegar a ser muy serios. El 30 de noviembre se celebra su Día Internacional, creado con la idea de dar visibilidad a estos trastornos que no siempre son evidentes para familiares o incluso para el propio afectado.

Es difícil determinar su causa, ya que no suele depender de un único factor, y ahí se encuentra parte de la clave para la recuperación. Si bien hay una determinación genética, tienen mucho peso también los componentes socioculturales, familiares y personales, y no siempre en la misma medida ni de la misma manera. De igual modo, es difícil llevar un registro de casos, puesto que muchos de ellos no están diagnosticados o reconocidos, pero se calcula que en España puede haber unas 400.000 personas con alguno de estos trastornos, una buena parte de ellas menores de 25 años, sin distinción de sexo u origen social

La buena noticia es que en los últimos años se ha avanzado mucho en la concienciación y la identificación de este tipo de problemas. Su tratamiento debe ser múltiple, o más bien multidisciplinar, ya que se requiere una aproximación tanto médica como psicológica, y un seguimiento cercano y continuado por personal especializado ya que suelen ser procesos largos y farragosos. 

La adherencia al tratamiento puede ser complicada, tanto por parte del propio paciente, como también de su entorno, que a veces no tiene claras las consecuencias o los beneficios de su tratamiento, por eso es fundamental contar con apoyos tanto humanos como tecnológicos, con herramientas de seguimiento o, especialmente para los más jóvenes, aplicaciones tecnológicas con técnicas de gamificación con recorridos y metas/gratificaciones, así como un acompañamiento  24/7 en su día a día, tanto respecto a la alimentación como a la actividad física y a las relaciones sociales (como grupos de apoyo que pueden ser, también, una comunidad online).

Desde Alegra Salud, apostamos por la experiencia y solidez de nuestro equipo de profesionales y asesores sanitarios para ofrecer una solución a medida de las necesidades. La línea Alegra Bienestar cuenta ya con soluciones a medida para cada problema, mediante un abordaje integral de la persona y un coaching saludable y riguroso.

Estemos siempre vigilantes ante cualquier síntoma en nuestro entorno o en nosotros mismos. La solución puede estar al alcance de la mano.