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Dormir es fundamental para el cuerpo y para la mente. El descanso de nuestros músculos es el beneficio más obvio de esta necesidad fisiológica diaria, pero hay muchas más: nos ayuda a memorizar, a retener los aprendizajes, a reparar células y a controlar el uso de la energía. Un correcto descanso ayuda también a mejorar el metabolismo y a tener mejores digestiones.

Por contra, muchos más son los peligros de no dormir o no hacerlo bien, empezando por el estrés y la ansiedad generalizados y ‘sin causa aparente’, o la falta de reflejos que puede tener terribles consecuencias para conducir o para llevar a cabo nuestras actividades diarias. Incluso hay estudios que confirman que las alteraciones del ritmo circadiano -frecuentes en las personas que trabajan a turnos por la noche, en los que viajan con frecuencia y en aquellos con problemas en su capacidad para dormir- puede afectar la habilidad del cuerpo para producir insulina y, de esta forma, predisponer a nuestro organismo para la diabetes. También está constatado que dormir menos horas de las necesarias (no hay un número mágico, pues cada persona, edad y circunstancia es distinta) puede favorecer eventos cardiovasculares, ya que los problemas de sueño influyen directamente sobre la presión arterial.

¿Podemos hacer algo para evitarlo? Parece que es posible ‘ajustar’ el ritmo circadiano y revertir estos efectos perjudiciales ocasionales si posteriormente mantenemos una higiene de sueño adecuada a largo plazo. Pero para recuperarse de una pérdida crónica de sueño hace falta más de una noche, o incluso más de un fin de semana, y los investigadores todavía no tienen claro cómo mejorar la salud después de varios años de alteraciones o de falta de sueño. 

Seguramente la mayoría de nosotros quisiera dormir más, o al menos dormir mejor, sin dificultades para conciliar, sin despertares en mitad de la noche, sin posturas incómodas o calambres. Y, si bien es fácil darnos cuenta de que algo no marcha en nuestro descanso, cambiarlo no lo es tanto. Ya conocemos las pautas estándar para conseguirlo: rutina, ejercicio moderado, cenas ligeras, evitar las bebidas estimulantes y las pantallas antes de ir a dormir… Y tal vez aun así no logremos saber qué está fallando y necesitemos la ayuda de un profesional.

En Alegra Salud contamos con el conjunto de soluciones Alegra Bienestar, que incluyen tanto recomendaciones personalizadas como alertas y sistemas de monitorización del sueño, que nos ayudan a descubrir si esas interrupciones del sueño son breves o largas, si suelen suceder a la misma hora, si se deben a apneas o a episodios de piernas inquietas, etc… En definitiva, a tener un sueño de mejor calidad. Un buen diagnóstico es, casi siempre, el primer paso para mejorar. A partir de ahí, igual que nos preocupamos por nuestra alimentación, por hacer ejercicio o por respirar aire puro, seremos más conscientes de la importancia de un buen sueño.