FIRMA: Ana García Pérez, Psicóloga Clínica y Codirectora de Senderos de Crecimiento y Asesora de Alegra Salud
Según la OMS la Salud Mental no es sólo la ausencia de enfermedad. Podríamos decir que la salud mental es un estado interno de bienestar que permite una adecuada adaptación al entorno. Es el resultado de un equilibro entre diversos factores pasados, presentes, internos y externos.
Es evidente que, con esta pandemia, todos hemos sufrido cambios repentinos en nuestra vida cotidiana junto a una amenaza permanente de ser contagiados por un virus que puede cursar con la muerte. Ambos factores son suficientes para alterar el equilibrio interno. Pero esto no significa, necesariamente, que nuestra Salud Mental se vea afectada.
La sobrecarga derivada de los cambios impuestos por el confinamiento y la amenaza de contagio han desencadenado una Respuesta de Estrés, que ha sido general para la población. Pero el estrés es una respuesta adaptativa, o sea si hemos sentido estrés ha sido para poder combatir, de la manera más eficaz, esta situación.
Si ya tenías problemas de salud mental previos, es probable que se haya intensificado tu trastorno y necesites ayuda profesional. Pero aun si perteneces al grupo de población que ha podido estar en su casa, en un ambiente agradable, aun si tu salud, tu trabajo y tu economía no se han visto en peligro, es posible que durante este período hayas estado en una montaña rusa emocional, quizás, con dificultades para dormir y/o pesadillas y que, probablemente, tu alimentación se haya visto alterada, o hayas estado más irritable. Quizás te notes más aprensivo, o hayas desarrollado algunos miedos o intensificado otros. No te preocupes, poco a poco podrás ir sintiéndote mejor. Todo esto ha sido necesario para ir adaptándote a la nueva situación y es improbable que te deje secuelas.
Con tareas de autocuidado, una vida activa, y una mirada amorosa sobre ti mismo saldrás adelante con salud. Incluso si tienes una personalidad proactiva y te sientes seguro, puedes estar valorando este período como una oportunidad de crecimiento personal a la que sacar algo provechoso.
Pero no ha sido así para otras personas.
La crisis del Covid ha traído enfermedad y muerte a muchas familias, problemas económicos y laborales, Y, por supuesto, no podemos olvidar a los sectores más desfavorecidos de la población antes de esta crisis: personas sin hogar, inmigrantes, mujeres y menores víctimas de violencia de género, personas institucionalizadas, personas excluidas… Para cada uno de ellos esta crisis ha traído vivencias muy complicadas.
Y qué decir del personal sanitario que ha estado exponiendo su propia salud y la de sus familias y ha visto morir solas a muchas personas, ha tenido que tomar decisiones sobre quien vive o quien muere y ha trabajado a destajo y sin recursos efectivos. Para la mayoría de ellos, lo vivido no ha sido solo estresante, es muy probable que haya sido traumático. Y esto sí afecta a la Salud Mental.
Si tu experiencia ha sido traumática te queda un período más o menos largo de sufrir lo que denominamos Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Vas a sentir que hay un antes y un después en tu vida, que te desregulas emocionalmente con facilidad, se van a alterar de manera significativa las funciones fisiológicas básicas porque la ansiedad va a acompañarte a todos sitios. Esto ocurre porque tu sistema de alarma (esa respuesta de estrés que mencionábamos antes) se ha quedado “encendido” y constantemente puedes revivir las situaciones difíciles aunque ya no estén ocurriendo. Esta desregulación puede ser tan intensa que necesites algo para calmarte rápido. Aquí hay que tener cuidado porque podemos crearnos adicciones (tabaco, alcohol, otras sustancias, comida, sexo compulsivo, juego, etc.) y añadimos así nuevos trastornos al que ya estamos sufriendo (TEPT).
Si además has sufrido una pérdida de alguien querido, puedes desarrollar un duelo patológico (todos los duelos no son patológicos, ni siquiera en estas circunstancias tan extrañas donde no ha habido despedidas, el entierro o incineración ha tardado más de lo conocido o incluso ha sido en otra ciudad), algo que puede ser más frecuente ahora.
Hay factores amortiguadores y reguladores que pueden ayudarte. Hay que empezar por comprender que lo que te pasa es normal porque lo vivido ha sido muy abrumador es fundamental mantener tareas de autocuidado (físico, mental, emocional y social), practicar técnicas de relajación y calma que ayuden a tu sistema nervioso a dejar de estar en constante alerta, conectar con la naturaleza, ayudarte de tus aficiones, no aislarte y buscar la seguridad y el apoyo de personas queridas te va a ayudar.
Si aun así no mejoras o incluso empeoras, busca la ayuda de un profesional. Ellos podrán aplicar técnicas que te permitan superar traumas.
Y recuerda: lo vivido (lo que estamos viviendo) ha sido duro y difícil y somos humanos.