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Un año más se celebra el Black Friday y con él la entrada en el periodo de intensas compras navideñas: alimentos ‘especiales’, regalos, caprichos… Esto también afecta al sector sanitario, y vemos todo un abanico de ofertas en lugares como farmacias, con ofertas a productos parafarmacéuticos, y en otros establecimientos físicos u online como clínicas que ofertan tratamientos y hasta operaciones estéticas con descuento.

Para empezar, es conveniente también señalar que la salud no es, o no debería ser, un bien de consumo, algo de lo que alertan distintas asociaciones médicas, como el SEME (Sociedad Española de Medicina Estética), que nos recuerdan que que los tratamientos médicos tendrían que ser en estos momentos tan serios, especializados y rigurosos como siempre y, por tanto, sin sorpresas, ni siquiera de precio. Esos grandes descuentos, afirman, podrían afectar a la calidad y al bienestar del paciente y no debemos poner nuestra salud en juego con ellos. 

En cualquier caso, puede ser buena idea aprovechar para adquirir algunos productos que, por nuestras circunstancias o por prevención, puede estar bien tener en casa, como un tensiómetro (no es necesario obsesionarse, pero sí llevar un control regular, especialmente en personas más mayores o con alguna patología), mascarillas (sí, aún es conveniente usarlas, incluso donde no es obligatorio, si estamos enfermos o si vamos a frecuentar aglomeraciones), un termómetro de calidad, un minikit de primeros auxilios para los viajes, productos de higiene femenina no fungibles (copas o bragas menstruales).

Eso sí, siempre con precaución y garantías. En estas circunstancias no suele ser oro todo lo que reluce, así que siempre debemos tener en cuenta unos mínimos de seguridad, como comparar ofertas en distintos comercios y verificar que la rebaja es tal respecto al precio habitual. Recibiremos, seguramente, decenas de ofertas con grandes letras y preciosas imágenes desde muchos lugares, pero lo mejor es ceñirse a marcas reconocidas y con garantías y comprar solo en sitios de e-commerce (o físicos) verificados y con una trayectoria estable. 

Y, claro, no comprar por comprar. Si vivimos en la sociedad del consumismo, reflexionemos bien acerca de lo que necesitamos y lo que no -y también de lo que podemos permitirnos-, y no nos dejemos llevar por el calor del momento. Seguramente no necesitamos un pastillero de lujo, litros de champú reparador o diez chupetes al precio de uno. Hablamos en este post, claro, de productos relacionados con la salud, pero esto afecta también al resto de compras de la temporada. Seamos conscientes, evitemos la euforia y protejamos nuestra salud futura comprando solo lo que necesitamos.