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Nuestros inseparables amigos, los perros, son una compañía, un miembro más de la familia, y a veces también mucho más. En el terreno sanitario, las terapias con animales se utilizan cada vez en más ámbitos, y especialmente con perros, seres confiables, fieles, acostumbrados al trato humano y con un gran olfato.

A las situaciones más conocidas en las que los perros son una excelente ayuda para los humanos, como los perros-guía utilizados por las personas invidentes en sus quehaceres diarios, hay muchas otras en que estos compañeros peludos pueden ser de gran ayuda. Veamos algunas:

  • Estrés y soledad: Encontrar a alguien que se alegra de verte al llegar a casa es algo incomparable y un perro es, como decimos, un amigo fiel que está siempre cuando se le necesita. Hay estudios que demuestran que interactuar con ellos disminuye los niveles de cortisol, la conocida como hormona del estrés. Además, puesto que la atención es recíproca: tenemos que alimentarles, sacarles a pasear, acariciarles…, estar con ellos supone también una responsabilidad que nos hace estar pendientes de otro, cuidar, y que, está comprobado, ayuda en problemas de ansiedad o depresión o a recuperarse de una ruptura o una pérdida.
  • Diabetes: Hay algunos animales que, debidamente entrenados y gracias a su gran sensibilidad olfativa, son capaces de detectar en un diabético una bajada de azúcar o hipoglucemia a través del aliento. El desarrollado del olfato de estos pequeños de cuatro patas hace que puedan detectar una subida o bajada de azúcar de su compañero humano incluso antes de que se produzca (por los cambios en la composición de la exhalación). Estos perros reciben el nombre de Perros de Alerta Médica. 
  • Rescate: También utilizando su instinto y su magnífico sentido del olfato, son incomparables a la hora de encontrar a personas perdidas y en situación de peligro, por ejemplo en la montaña, pero también tras un desastre natural, un derrumbe, etc. El perro tiene alrededor de 250 millones de células olfativas, cosa que le permite detectar el olor de una persona viva con mucha más facilidad que un humano
  • Habilidades emocionales: Hay muchos ejemplos exitosos de cómo la relación con un animal, un perro en este caso, ayuda a niños con dificultades para relacionarse o para expresar sus emociones: autismo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y otras afecciones de este espectro.
  • Acompañamiento en hospitales: Especialmente los más pequeños, en casos de enfermedades crónicas o largas hospitalizaciones, pueden verse beneficiados de la presencia tranquilizadora de estos animales. Ya hay muchos centros sanitarios que cuentan con estos ‘amigos’ en salas de espera o ciertas alas de hospitales para interactuar con las familias y hacerles la estancia más agradable.
  • Estar más en forma: Cuando tienes un perro en casa es más factible que sientas deseo por hacer ejercicio físico y actividades al aire libre. Más aún, se convierte en una obligación. Por eso se recomienda en casos de obesidad o sedentarismo, ya que como sabemos, la actividad física regular ayuda a reducir la presión sanguínea y a controlar los niveles de colesterol. 

No solo ellos, el cuidado de otras mascotas, como gatos, peces o cobayas, también ayuda a mantener un compromiso y una responsabilidad, además de hacernos compañía. Y aunque depende, por supuesto, de cada persona, incluso hay estudios que concluyen que una exposición regular a mascotas desde la infancia puede aumentar las defensas y protegernos frente a alergias o asmaCuidemos con responsabilidad, y ellos nos cuidarán también.