Los seres humanos somos agua. Una gran parte de la superficie del planeta también lo es. Se trata de un elemento esencial para la vida pero al que, todavía, no prestamos toda la atención que merece. Si bien en el ‘primer’ mundo -sequías y problemas puntuales aparte- no tenemos problemas de suministro y de calidad de agua, una de cada tres personas de todo el mundo carece de acceso a agua potable y segura, y 6 de cada 10 no tiene instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura, lo que provoca no solo deshidrataciones en los casos más graves, sino problemas de infecciones que incluso pueden llevar a la muerte a los individuos más débiles, como son los niños y los ancianos.
La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y este porcentaje podría aumentar a causa del cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos que, tan pronto provocan inundaciones que arrasan los campos de cultivo y contaminan las fuentes de agua potable, como elevan las temperaturas más allá de todo pronóstico secando ríos y derritiendo glaciares. El Día Mundial del Agua, que se celebra cada año el 22 de marzo, nos recuerda la importancia de tomar cartas en el asunto, desde las administraciones públicas, con políticas serias e informadas, hasta los individuos, con un uso más consciente y cuidadoso en los hogares.
Si nos centramos en la salud, el agua limpia no solo es fundamental para el día a día, sino que también es clave en su relación con la higiene. Con el Covid hemos aprendido la importancia del lavado de manos pero, ¿cómo hacerlo si apenas tenemos agua para beber? Los datos de Naciones Unidas muestran que los efectos de esta enfermedad han sido, y pueden continuar siendo mucho más graves en estas poblaciones más pobres, ya sea en suburbios de las grandes ciudades como en países en desarrollo donde las infraestructuras todavía no permiten que el agua corriente llegue a todos los hogares.
Desde Alegra Salud nos sumamos a la celebración de esta efeméride y nos proponemos seguir trabajando no solo en la promoción y difusión de hábitos saludables, como nuestra relación con el agua, sino también desde nuestra división de Inteligencia ambiental, Smarthealtcare, donde trabajamos para monitorizar espacios que necesitan condiciones higiénicas y de hidratación adecuadas, para evitar la proliferación de infecciones nocosomiales.
Porque un acceso al agua equilibrado, para todos, no solo afecta a la salud, sino también a las economías, los conflictos armados, las oportunidades de educación, la igualdad de género y la preservación de la naturaleza. Porque somos agua, y el agua afecta a todos.