Si dos tercios de nuestro cuerpo son agua, en el caso del cerebro es mucho más, ¡hasta el 80%! Además, es el órgano principal y el que controla el resto de funciones corporales, por eso tanto el alimento como el líquido que ingerimos van directos a atender sus necesidades primero, y las del resto del cuerpo después.
Es algo muy a tener en cuenta en estos días de calor en que tanto hablamos de hidratación, o más bien de deshidratación, y sobre todo si tenemos que mantenernos alerta y en plenitud de facultades por trabajo o por otros motivos. El cerebro, como hemos dicho, se protegerá y será el último en ‘sufrir’ las consecuencias, así que en caso de falta, habrá otras funciones corporales que se verán afectadas. Estos son algunos de los procesos en los que el agua juega un papel fundamental:
- Regulación de la temperatura corporal: La termorregulación del cuerpo se produce a través del sudor y la evaporación. En climas cálidos, en temporada de verano o si forzamos el cuerpo con deportes o actividades extremas nos notaremos ‘perder agua’ rápidamente..
- Transporte de nutrientes y oxígeno: El agua es el principal componente de la sangre, que transporta los nutrientes y el oxígeno a las células. Si no está presente en cantidad suficiente, esos componentes no llegarán de manera eficaz a todas las partes del cuerpo y, por tanto, algunas funciones corporales pueden verse afectadas.
- Eliminación de toxinas: Los riñones utilizan el agua para filtrar y eliminar desechos. La falta de orina o una orina muy oscura es, de hecho, uno de los principales síntomas de la deshidratación, lo que indica una acumulación de toxinas que puede causar no solo problemas renales, sino también otras complicaciones de salud.
- Digestión y absorción de nutrientes: El agua es crucial para la digestión, ya que es fundamental para ayudar a descomponer los alimentos y facilitar la absorción de nutrientes en el intestino delgado. Si no hay agua, la comida ‘alimentará’ menos, con lo que sufriremos además otras consecuencias por ello.
- Lubricación de las articulaciones: El líquido sinovial, que se encuentra en las articulaciones, está compuesto en gran parte por agua y actúa como lubricante, ayudando a prevenir el desgaste de las articulaciones y facilitando el movimiento. Si falta, puedes dañarte más fácilmente por un golpe o caída que en otro momento sería leve.
Y tras todo ello, volviendo al cerebro, cuando éste empieza a notar síntomas de deshidratación de manera directa nos alerta con mareos, cansancio excesivo, dolor de cabeza o problemas para concentrarnos. Por el contrario, está comprobado que un cerebro correctamente hidratado ayuda a mantener el equilibrio de los neurotransmisores y, por tanto, a un mejor funcionamiento. Un cerebro hidratado es también más plástico y, por tanto, más creativo, ya que el agua transporta minerales y nutrientes que facilitan las conexiones neuronales.
No lo dejes al azar y cumple la recomendación básica de evitar el sol directo, proteger los ojos, la cabeza y la piel y, sobre todo, beber líquido suficiente. Recuerda que el alcohol deshidrata, pero los zumos naturales, las sopas frías, incluso las frutas y verduras en crudo, contribuyen a una correcta hidratación. El móvil puede ser un aliado para ‘avisarnos’ cuando la temperatura sube más de lo normal y ‘recordarnos’ beber. Por ejemplo, nuestra solución Saborea la Salud incluye recomendaciones por temporadas, para ayudarnos de forma divertida a comer y beber mejor.