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Stop. Reset

Stop. Reset

Llega el verano y nos vamos de vacaciones. A descansar, a olvidarnos por unos días del trabajo…, ¿o no? Últimamente, y por desgracia, se está popularizando el término ‘trabacaciones’ que, si bien originalmente consiste en poder trabajar en remoto desde algún lugar más fresco o idílico, ahora también se aplica a esas vacaciones en que no conseguimos dejar de trabajar del todo

Y es que, en estos tiempos en que el teletrabajo se ha implantado y en que todos llevamos encima cada minuto, de cada hora, de cada día, un dispositivo con acceso a las cuentas de correo  del trabajo, a las aplicaciones de mensajería, y a números de teléfono que parecen estar abiertos 24h porque cualquier cliente puede llamar con una emergencia -o sin ella-, desconectar es difícil. Pero debemos hacerlo.

La desconexión digital es un derecho y, cada vez más, también un deber. Un deber de las empresas para con sus empleados (por razones empáticas y también egoístas: si los empleados descansan debidamente, producen más y mejor); y de los trabajadores para con ellos mismos y sus familias.

Incluso la normativa española, en el artículo 88 de la LOPDGDD, regula este derecho que tienen los trabajadores a no ser contactados por su empleador ni tener que conectarse a ningún dispositivo o software de carácter profesional fuera de su horario laboral, durante descanso o sus vacaciones.

Como empleados, también debemos poner de nuestra parte para ello, y para poder hacerlo os dejamos aquí algunos consejos:

  • Prepara: Cierra proyectos, delega tus actividades diarias, pon el aviso de fuera de la oficina. Si te vas de vacaciones pensando en que ‘dejas cosas por hacer’ estarás intranquilo y te costará más desconectar.
  • Descarta: Elimina de tus vacaciones la ‘tentación de la conexión’. Es decir, deja el ordenador atrás, sal temporalmente de los chats de trabajo y activa el ‘no molesten’ del correo electrónico si lo llevas en el móvil. Más aún, si puedes, evita también otros aparatos electrónicos como tu propio teléfono o incluso el reloj. Te aseguramos que se puede.
  • Disfruta: Déjate llevar por lo que más te apetezca en cada momento del día, cultiva esos hobbies para los que no sueles tener tiempo, o simplemente pasa horas de charla y juegos en compañía de familia, mascotas, amigos…
  • Readapta: Intenta volver de manera gradual a la rutina. Si puedes, vuelve a casa un par de días antes de incorporarte al trabajo, estabiliza horarios y, una vez en la oficina, empieza poco a poco con las tareas y proyectos. Trata de empezar el ‘siguiente curso’ con objetivos de descanso y desconexión -los fines de semana o algún puente apetecible en que puedas poner tu ilusión para que el trabajo se haga menos pesado-.

En Alegra Salud predicamos con el ejemplo y, como también nos vamos de vacaciones, desconectamos durante unas semanas. Te deseamos un feliz verano, ¡nos vemos a la vuelta con las pilas cargadas!

Vaciar la mente y respirar

Vaciar la mente y respirar

La práctica deportiva, de mayor o menor intensidad según las condiciones físicas y los gustos, es una recomendación contrastada y consolidada para que cualquier persona consiga una mejor calidad de vida. Sin embargo, en el caso de los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas como EPOC o Covid persistente no es tan obvio y, en los casos más graves, puede incluso estar desaconsejada. 

Para ellos se pueden buscar actividades que no impliquen un alto impacto cardiovascular y en las que la respiración forme parte de la práctica, como el yoga o el tai-chi. Además del movimiento y estiramientos suaves, la meditación que muchas veces forma parte de estas disciplinas es también una excelente práctica, ya que suele centrarse en la respiración, bien en movimiento o bien en estático. O también una de las disciplinas de esta área ‘cuerpo-mente’ más en boga últimamente: el mindfulness, una técnica independiente de meditación que consiste en anclarse al momento presente, abrir la mente a la observación de la realidad y dejarse fluir, sin juzgar ni hacer frente. Muchas personas ya la utilizan para mejorar la atención y disminuir el estrés, y ahora está siendo también ampliamente estudiada por su aplicación, precisamente, a enfermedades y dolencias respiratorias crónicas. 

Por un lado, la rehabilitación pulmonar, necesaria frecuentemente en este tipo de pacientes, puede verse apoyada en este tipo de prácticas. Técnicas como la respiración lenta y por tramos, de manera consciente, de los pulmones, practicadas regularmente, podrían ayudar a la expansión y buen funcionamiento de los mismos. Si bien todavía falta evidencia para confirmar su efecto en este sentido, sí que quedan claros los beneficios del mindfulness para reducir la ansiedad y el estrés que frecuentemente se asocian a este tipo de dolencias crónicas. Se ha comprobado que, al percibir de una manera consciente y reposada las señales físicas y emocionales, se produce una mayor aceptación de la enfermedad y se mejora en el autoconocimiento y a la reducción de la ansiedad, evitando así posibles síndromes depresivos y mejorando la calidad de vida general. 

Todavía están en estudio prácticas guiadas y conceptualizadas específicamente para estos pacientes, pero está claro que el uso de la tecnología, en forma de apps o de dispositivos externos, puede resultar un gran aliado en el seguimiento y recomendaciones de respiración guiada para este tipo de pacientes. Desde Alegra Salud estamos comprometidos con el estudio de distintas técnicas de HealthTech aplicadas a la EPOC y otras enfermedades respiratorias como con nuestra solución EPOCare, que incluye recomendaciones de autogestión del día a día de estos pacientes.

Agua, un motivo de reflexión

Agua, un motivo de reflexión

Los seres humanos somos agua. Una gran parte de la superficie del planeta también lo es. Se trata de un elemento esencial para la vida pero al que, todavía, no prestamos toda la atención que merece. Si bien en el ‘primer’ mundo -sequías y problemas puntuales aparte- no tenemos problemas de suministro y de calidad de agua, una de cada tres personas de todo el mundo carece de acceso a agua potable y segura, y 6 de cada 10 no tiene instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura, lo que provoca no solo deshidrataciones en los casos más graves, sino problemas de infecciones que incluso pueden llevar a la muerte a los individuos más débiles, como son los niños y los ancianos. 

La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y este porcentaje podría aumentar a causa del cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos que, tan pronto provocan inundaciones que arrasan los campos de cultivo y contaminan las fuentes de agua potable, como elevan las temperaturas más allá de todo pronóstico secando ríos y derritiendo glaciares. El Día Mundial del Agua, que se celebra cada año el 22 de marzo, nos recuerda la importancia de tomar cartas en el asunto, desde las administraciones públicas, con políticas serias e informadas, hasta los individuos, con un uso más consciente y cuidadoso en los hogares.

Si nos centramos en la salud, el agua limpia no solo es fundamental para el día a día, sino que también es clave en su relación con la higiene. Con el Covid hemos aprendido la importancia del lavado de manos pero, ¿cómo hacerlo si apenas tenemos agua para beber? Los datos de Naciones Unidas muestran que los efectos de esta enfermedad han sido, y pueden continuar siendo mucho más graves en estas poblaciones más pobres, ya sea en suburbios de las grandes ciudades como en países en desarrollo donde las infraestructuras todavía no permiten que el agua corriente llegue a todos los hogares. 

Desde Alegra Salud nos sumamos a la celebración de esta efeméride y nos proponemos seguir trabajando no solo en la promoción y difusión de hábitos saludables, como nuestra relación con el agua, sino también desde nuestra división de Inteligencia ambiental, Smarthealtcare, donde trabajamos para monitorizar espacios que necesitan condiciones higiénicas y de hidratación adecuadas, para evitar la proliferación de infecciones nocosomiales. 

Porque un acceso al agua equilibrado, para todos, no solo afecta a la salud, sino también a las economías, los conflictos armados, las oportunidades de educación, la igualdad de género y la preservación de la naturaleza. Porque somos agua, y el agua afecta a todos.

Asperger, un trastorno aún por estudiar

Asperger, un trastorno aún por estudiar

Albert Einstein, Isaac Newton, Beethoven, Andy Warhol… Se cree que ellos, entre muchos otros, han padecido Asperger, un trastorno neurológico que, según los últimos datos, sufrirían más de 44 millones de personas en todo el mundo.

Desde que el pediatra austriaco Hans Asperger describió sus síntomas en 1944 -dificultades para entablar amistad, para entender gestos o sentimientos de los demás, torpeza social, y conversaciones unilaterales sobre sus intereses favoritos- se ha avanzado mucho en su estudio, pero aún no se entiende del todo esta enfermedad. Hoy día se le encuadra entre los trastornos del espectro autista (TEA), pero se le diferencia del autismo clásico por ciertas características propias.

El paciente de Asperger, a pesar de tener una inteligencia normal o por encima de la media, puede no parecerlo por su inmadurez emocional, las rutinas que se autoimpone y que, de romperse, pueden llegar a alterarle enormemente; sus sentimientos de incomprensión por no saber enfrentarse a las normas sociales, etc. Claro que la manifestación de estos síntomas es distinta en cada individuo, por lo que es fundamental un diagnóstico profesional que identifique y certifique su presencia.

Entre las causas se encuentran los factores neurobiológicos en primer lugar, pero también hay un componente genético (se estima que la posibilidad de heredarlo es del 90%). Por eso, aunque se trata de un síndrome único y que se suele manifestar en la infancia, también hay casos que se descubren en la adolescencia o la edad adulta.

A día de hoy no existe tratamiento preventivo ni cura, pero sí se han desarrollado técnicas de carácter psicoeducativo y sistemas de apoyo, muchas veces asistidos por tecnología, que mejoran la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus familiares. En general, se basan en ayudarle a llevar una vida ‘normal’ e independiente en la que pueden estudiar, trabajar y desarrollar relaciones afectivas tanto con la familia como con posibles amigos o parejas. 

Desarrollar la comunicación y establecer pautas de comportamiento es clave, por lo que se suele realizar un proceso de entrenamiento al que, además de los profesionales especializados, ayudan las herramientas digitales gamificadas o con realidad virtual, gracias a las cuales pueden practicar estas habilidades en un entorno seguro y amigable para ellos e ir ‘pasando de nivel’. De este modo la experiencia puede ser totalmente personalizable y adaptada a las necesidades de cada paciente y de sus familias.

Si bien puede parecer que la tecnología puede aislar más aún el comportamiento, estas herramientas bien diseñadas, consiguen justamente el efecto contrario. En Alegra Salud hemos realizado varios proyectos de la mano de asociaciones de pacientes y psicólogos clínicos para trabajar desde el reconocimiento de las emociones con el uso de pictogramas, hasta terapias de atención usando neurofeedback y sensores de señales biológicas que ayuden a la calidad de vida de las personas que sufren trastornos de espectro autista. La ciencia sigue avanzando y se siguen estudiando nuevas técnicas cognitivas basadas en la interacción con robots sociales y realidad virtual que, esperamos, estarán disponibles muy pronto. 

La sanidad que viene

La sanidad que viene

Consultas telemáticas, cirugías robóticas, sensores de vigilancia de constantes y otros parámetros vitales… El cuidado y vigilancia de la salud se hace cada vez más digital, también la investigación médica, que se apoya en la matemática y la física computacional para la creación de, por ejemplo, gemelos digitales en los que realizar pruebas y estudios; o en la ingeniería para diseñar exoesqueletos que permiten, por ejemplo, moverse a personas con daños neurológicos. Según el informe The Future of Health, de Deloitte, las fronteras tradicionales del sector tienden a disolverse, y el futuro de la salud y la sanidad verá próximamente toda una revolución que, en resumen, consistirá en pasar de un sistema ‘reactivo’ y basado en tratamientos a otro enfocado a la prevención y el bienestar. 

Estas son algunas de las tendencias más claras que veremos en los próximos meses: 

  • Bioimpresión: La impresión 3D es una de las grandes esperanzas (ya realidades) de la medicina actual. Desde simples tejidos que permiten reparar órganos dañados hasta vasos sanguíneos y órganos completos (todo ello utilizando como material un cultivo de células mezclado con sustrato). Además, claro, de prótesis totalmente personalizables tanto para insertar en el cuerpo como en forma de exoesqueletos más o menos complejos.
  • Genómica: El estudio del ADN es cada vez más exhaustivo gracias a la computerización y a la intervención de la inteligencia artificial. El mapeado del ADN de una persona permite no solo mejorar su salud actual, sino también prevenir enfermedades aún no detectadas y tratarlas. Este es uno de los campos donde, cada vez más, intervienen  ingenieros, analistas de datos y desarrolladores además de los médicos.
  • Energía humana: Nuestro cuerpo produce energía -latidos, pulso, respiración-. Ya hace unos años que los científicos estudian cómo aprovecharla o, más bien, cómo no desperdiciarla y poder almacenarla en ‘nanocentrales’ que puedan servir para alimentar dispositivos como marcapasos o bombas de insulina.  Aunque los ensayos clínicos en humanos para usos médicos internos como estos ejemplos que comentamos aún no se han completado, ya hay ejemplos de pruebas en las que se utiliza esa energía ‘humana’ (la respiración o el movimiento) para, por ejemplo, cargar el móvil. Es cuestión de tiempo que veamos un uso cotidiano de esta energía propia para mejorar el bienestar.
  • Investigación en enfermedades del cerebro: Todavía es el órgano del que menos sabemos, en comparación con el resto. Y puesto que el cerebro alberga nuestro ‘yo’ humano, cualquier trastorno supone un gran impacto en la salud (y no hablemos de la economía, ya que también son la principal causa de discapacidad). Se calcula que una de cada tres personas en el mundo sufre algún trastorno neurológico empezando por migrañas, y el aumento de la esperanza de vida ha multiplicado la incidencia de enfermedades como Alzhéimer o Párkinson. También la duración de los tratamientos, lo que hace más interesante la investigación en este campo y mejora las posibilidades de estudiar y por tanto avanzar en el diagnósticos más precisos.
  • Comunidades virtuales de pacientes: Igual que las actuales redes sociales, veremos cada vez más comunidades de pacientes -en las que también pueden participar profesionales sanitarios- para compartir información sanitaria online de manera rápida y fiable. Son muy útiles para realizar estudios clínicos con los que avanzar en la investigación, pero también para el día a día de estos pacientes, ya que se pueden utilizar para difundir hábitos saludables o para ofrecer apoyo a personas con enfermedades crónicas.

La incorporación cada vez mayor de la tecnología a la sanidad supone, en general, un salto cualitativo, y la gran velocidad de la innovación en este sentido supondrá, esperamos, una mejora de la calidad de vida y la mejora en el tratamiento de muchas enfermedades o dolencias.

Los profesionales de Alegra Salud investigamos estas tendencias para incorporarlas a nuestras soluciones lo antes posible, de manera usable y segura.